A pesar de ser el país de la leyenda de “El Dorado”, hacia finales del siglo XX, la fiebre del oro no llegó hasta Colombia. El conflicto armado y las complicadas condiciones del terreno, frenaron la exploración y la inversión extranjera. A comienzos de este siglo, los gobiernos de turno decidieron apostarle a la explotación minera, especialmente al oro. En este contexto las multinacionales canadienses entraron a Colombia transformando la industria minera y en muchos casos definiendo las regulaciones del país. Algunos aseguran que esta nueva fiebre del oro trae desarrollo y crecimiento económico, otros que violencia y un impacto ambiental que será difícil de recuperar. El debate está abierto.